El lenguaje de la viña y la bodega (“C”)

Afrontamos en esta entrada las palabras que comienzan por la letra «C» en la obra de Francisco Gómez Ortin,  “Vocabulario del Noroeste Murciano” (1991).

Ya sabemos que en el noroeste históricamente la uva predominaba en tierras de regadío donde el agua corría por las «cequias» o «ciecas» -que eran las acequias- camino de las viñas.

Pero frente a la huerta la palabra «campo» venía referida a las tierras de secano donde también se cultivaban, aunque menos, las viñas. Los «campusinos» eran los agricultores de las tierras de secano, gente del campo, frente a los huertanos en el regadío.

El «caballón» era el lomo entre surco y surco de la tierra arada, pero también el lomo que se levanta con la azada para dividir las eras de un bancal.

Al cabeza, jefe o responsable de una cuadrilla de trabajadores agrícolas, particularmente los segadores, se le llamaba «cabezalero».

Un «chapetón» era un chaparrón o aguacero.

Para los viticultores de la comarca «echar cabezas» era enterrar sarmientos para que echen raíces y después cortarlos y trasplantarlos.

La «corvilla» era una una hoz pequeña para segar las hierbas en las viñas.

La uva «cojón de gallo» es una variedad local de mesa grande y alargada de color rosado (frente a lo afirmado en el vocabulario acerca de una uva blanca alargada y pequeña, discrepamos en este punto).

Con la palabra «copero» nos referíamos a la lozanía de las vides.

La uva «chufletera» era la forma despectiva de llamar a la uva demasiado blanda o aguanosa. Si la uva se estropeaba es que se «chapurreaba».

Cuando las uvas se «cucaban» es que se agusanaban y si les entraba la «corcoma» es que había llegado un insecto cuyas larvas roen la madera.

Para recoger las uvas se utilizaban «capazos», espuerta generalmente de esparto, y «capazas» que eran esportillas de palma. El «cernacho» era una cesta pequeña de esparto. El «columpio» era una especie de canasto de madera para transportar la uva.

La «cornalera» cada una de las dos asas o agarraderas laterales de la aportadera en que se transportaba la uva.

En la bodega se utilizaba la «cetra» que era un cazo o caldero  pequeño de cobre, con un mango largo vertical, para sacar el vino de las tinajas.

La «cimbra» era otra forma de llamar a la bodega subterránea.

El «cofín» era un ruedo de pleita con un orificio en el centro para introducirlo en el husillo y prensar la uva.

La «creciente» es la levadura, hongos o microorganismos de la fermentación.

Un «corrental» era un vaso de vino, trago abundante.

El «cuarterón» la cuarta parte de una arroba (más utilizado para el aceite). El «cuartillo» una medida de menos de medio litro equivalente a la cuarta parte de un azumbre.

La «calabaza porrón» o calabaza vinatera era una variedad no comestible, de forma alargada con cintura en medio, que se vaciaba el interior y, ya seca, se empleaba para contener el vino.

Frente a otros lugares, en el noroeste  la «cántara» era un botijo para agua y no un recipiente de transporte y medida del vino.

La «cuerva» era una bebida refrescante, sangría, a base de agua y vino más otros condimentos como el azúcar, el limón,..

El vino «cabezón» era aquel de muchos grados que se subía muy pronto a la cabeza.

Emborracharse era «canearse» y la borrachera era el «caneo», pero si uno estaba medio bebido o medio alegue por la bebida era un «cantimplo». La «culebra» era una borrachera y «chafarse» era emborracharse y «chafaúra» una borrachera.

 

 

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