La exportación de vinos a Francia en el siglo XIX (y IV)

Finalizamos con esta entrada nuestra aproximación al comercio de vinos con Francia en la segunda mitad del siglo XIX. Dedicaremos la misma a examinar cómo se hacía la exportación, así cómo al tipo de vinos que se exportaban.

Desde el siglo XVIII el Levante español había exportado a Francia sus vinos desde el puerto de Alicante y sus aguardientes (y también vinos) desde el puerto de Valencia. No nos extraña por ello que cuando el periódico El Eco de Cartagena, en su edición de 14 de junio de 1886, aborda el tema de la exportación de vinos a Francia desde algunos pueblos del noroeste, señale que los caldos murcianos se embarcaban en los puertos de Valencia, Alicante y Cartagena.

Puntualicemos que el embarque por Cartagena no es tan aceptado por los autores que han tratado el tema. En este sentido, el análisis de la literatura sobre las mercancías comercializadas desde este puerto no parece arrojar mucha luz al respecto ya que el comercio de vinos venía referido a los caldos del campo de Cartagena y su comercio con las zonas de Málaga y Jerez. Tampoco los autores franceses que analizan la llegada a puertos franceses de los vinos españoles nos ofrecen información sobre el comercio con el puerto de Cartagena. Es por ello que debemos concluir que no debió ser muy importante la utilización de este puerto para el embarque de los vinos del noroeste. Si bien no obstante, a través de La Gaceta Minera, en su edición de 20 de junio de 1893, pág. 6, sabemos de la partida el día 16 de junio del vapor «García de Vinuesa», de 713 toneladas, c. Muñoz, con destino a Marsella con diferentes partidas de vino cuyo origen desconocemos.

Obviamente, la distancia con Valencia debió jugar en su contra, máxime si tenemos en cuenta la importancia de las infraestructuras alicantinas para el desarrollo de este comercio. El pueblo de Moratalla exportaba a Valencia unas 1.500 arrobas de vino al año a mediados de los años 1.880 según las respuestas dadas al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 (Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura).

El puerto de Alicante se erige pues cómo el verdadero punto de recepción de los vinos del noroeste adquiridos por comerciantes franceses para su embarque al país galo. Así lo corroboran las respuestas dadas por el Ayuntamiento de Bullas al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 (Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura) cuando declaran que las 40.000 arrobas de vino exportadas por la localidad eran expedidas al puerto de Alicante.

Cette, el gran comprador francés.

El puerto de Cette (nombre antiguo con el que era conocido el actual Sète) cerca de Montpellier, monopolizaba el comercio de vinos con los puertos del Levante español durante todo este período. Para analizar este comercio recurrimos a dos fuentes distintas. De un lado a un autor francés de la época Angel Marvaud, autor de Les vins espagnols et le commerce français d’exportation, Bruxelles, 1906, y de otro, a los boletines semanales de la Estación Enotécnica de España en el puerto de Cette que eran publicados periódicamente por la prensa.

Centrándonos en el trabajo del autor francés Angel Marvaud podemos señalar que los vinos que arribaban al puerto de Cette desde el Medoc Alicantino eran tintos secos bien vinificados y ricos en alcohol y taninos. Estos vinos eran muy apreciados y se mezclaban en el propio Cette con vinos franceses y de otras procedencias de menor graduación alcohólica, para ser reexpedidos a clientes extranjeros.

Por los boletines semanales de la Estación Enotécnica de España en Cette sabemos que los vinos del sureste llegaban al puerto francés desde Alicante.

Para Francia no existían los vinos del noroeste murciano como tales, pues junto a los de Alicante, Jumilla, Yecla y los pueblos manchegos limítrofes, es decir, los de los territorios de producción de la uva Monastrel, eran todos ellos incluidos en un mismo tipo, el de los Vinos de Alicante.

Los vinos que se exportaban.

Angel Marvaud señala en su trabajo que los vinos que llegaban a Cette desde Alicante eran de dos tipos, los obtenidos de  viñas de secano eran de mayor calidad y grado alcohólico, de 15 a 16 grados, aunque algunos podían llegar hasta los 18 grados, frente a los de regadío de menor grado alcohólico, de 14 a 15 grados.

La Estación Enotécnica de España en Cette clasificaba igualmente los vinos de Alicante en dos tipos, los de primera de 14 a 15 grados, y los de segunda de 14 grados, La Paz de Murcia 11 de enero de 1892.

El periódico El Eco de Cartagena, en su edición de 14 de junio de 1886, nos indica que los vinos exportados por el noroeste eran tintos y secos, no necesitando tratamiento alguno los que contaban con más de 14 grados. También señala el diario que variabaan los precios, en la localidad de origen, de 19 á 25 pesetas hectolitro, y a bordo en Valencia y Alicante desde 25 á 32 pesetas. El precio del aguardiente es de 40 pesetas hectolitro y el del alcohol de 30 grados 100 pesetas.

Coincide en estos extremos de Alain Huetz de Lemps, en su obra “Les vins d´Espagne”  (2009), pag. 130, cuando nos recuerda que los vinos del sureste español eran muy buscados  y disputados por los comerciantes franceses ya que contaban con 15 y 16 grados y no era necesario encabezarlos con alcohol para ser exportados a Francia.

Por otro lado, el Ingeniero provincial Vicente Sanjuán sí que reconoce en la Memoria sobre el cultivo de la vid y la elaboración de vinos en la provincia de Murcia de 1877 (“Estudio sobre la exposición vinícola nacional de 1877“, 1.878, pág. 454), que los vinos del noroeste eran del tipo embocados y habitualmente encabezados con alcohol para evitar que se torcieran o acetifiquen como generalmente ocurría cuando llegaba el mes de marzo.

Recurriendo a las respuestas dadas por Cehegín, Bullas, Moratalla y Caravaca al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 (Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura) podemos saber que los vinos que se producían en el noroeste con destino a la exportación eran principalmente tintos secos habiéndose utilizado sólo un 25% de los hollejos para su maceración. La graduación alcohólica iba de los 12 a 15 grados para los procedentes de viñas de regadío y hasta los 17 grados para los obtenidos de viñas de secano. No era común el encabezamiento de los vinos, si bien se recurría a esta técnica de conservación para los vinos de menor graduación que habrían de venderse pasada la primavera del año de producción.

Sin embargo, sí que hubo una cambio técnico en la producción de vino del noroeste por exigencias de los comerciantes franceses. Frente a la elaboración de vinos acabados tradicional en la comarca los nuevos compradores -quien sólo buscaban vinos de alto color y graduación para mezclar- exigieron a los cosecheros que elaboraran fermentaciones tumultuosas largas, de varios días al objeto de poder extraer el máximo de color contenido en la piel de la uva, según ha señalado Juan Piqueras Haba en «Propiedad vitícola y cambio técnico en la meseta de Requena» en Viñas, Bodegas y Mercados (2001). De esta forma se obtenían vinos muy astringentes que sólo servían para dar color y grado a otros más claros y blancos de menor graduación.

 

Leave a comment

Your comment