La exportación de vinos a Francia en el siglo XIX (III)

Si dedicábamos las primeras entradas a esbozar los fenómenos desarrollados durante la segunda mitad del siglo XIX en el noroeste como consecuencia de la crisis vitivinícola francesa procede en esta tercera que entremos a analizar desde dentro del sector cómo era gestionada la producción y exportación de los vinos hacia los mercados franceses.

Señalaremos en primer lugar que la producción de vino en el noroeste en el año 1876 alcanzaba la cifra de 48.443,51 hectolitros según el Informe del 2 de noviembre de 1876 elaborado por el Ingeniero provincial Vicente Sanjuán (Legajo 248-1 del Archivo del Ministerio de Agricultura), donde se indicaba que por cada hectárea de viña se obtenían unos 1,84 hectolitros en el partido judicial de Lorca, 9,20 hectolitros en Caravaca y 14,62 hectolitros en el partido de Mula, es decir, 1582,96 hectolitros en Lorca, 48443,51 en Caravaca y 32225,55 en Mula.

Trece años después, en el “Avance estadístico sobre cultivo y producción de la Vid en España“, 1889 el Ingeniero Vicente Sanjuan elevaba a 22 hectolitros por hectárea la producción de vino en el noroeste lo que permitía la obtención de un total de 152.966 hectolitros (pag 150).

Para el caso concreto de Bullas podemos señalar que la producción de vino en la localidad evolucionó desde las 40.000 arrobas de vino en 1845 según el Interrogatorio de la riqueza suscrito por el Secretario del Ayuntamiento, pasando por las 50.000 arrobas de vino según el Diccionario Geográfico-Estadístico de Madoz en 1850 hasta las 100.000 arrobas en la cosecha de 1883 según las Contestaciones del Ayuntamiento al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 (Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura).

Obviamente, y aunque estos datos carezcan de la fiabilidad que sería exigible, sí que es cierto que la producción de vino del noroeste se vio incrementada de forma paralela a la extensión del viñedo en la comarca como consecuencia de la demanda de vino más allá de los mercados tradicionales que eran abastecidos desde estas tierras desde hacía varios siglos.

El noroeste vinícola, una industria preexistente.

Lamentábamos en la entrada anterior el gran desconocimiento sobre este período que existe en las obras que han tratado la historia del vino, llegando incluso a denunciar cómo por parte de algunos autores se ha minimizado o incluso ignorado la influencia de la crisis vitícola francesa en el devenir de la comarca noroeste.

Quizás la causa de ello se encuentre en la casi total ausencia de datos sobre la presencia en el noroeste de comerciantes y técnicos franceses en esta época. A ello ha contribuido la poca atención que han mostrado los autores sobre esta cuestión según se puede comprobar al constatar la casi inexistencia de estudios al respecto. Estas carencias contrastan con las de zonas cercanas como Jumilla, Yecla o Alicante donde no sólo la documentación de la época, sino también los restos de arqueología vinícola (antiguas bodegas y almacenes), han permitido conocer la actividad de estos profesionales y la importancia del papel jugado en el desarrollo del sector en este período temporal.

Sin embargo, es totalmente erróneo el juicio de valor desarrollado por muchos autores acerca del papel marginal que habría jugado el noroeste murciano en la exportación de vinos a Francia. Hablamos de «error» ya que algunos piensan que si apenas había comerciantes y elaboradores de vinos de origen francés en esta comarca es porque no había comercio con Francia. Sin embargo, no son capaces de tomar en consideración una circunstancia importante.

A diferencia de Jumilla y Yecla, cuando los comerciantes franceses se instalan en el puerto de Alicante, el noroeste murciano ya existía como industria y contaba con empresarios, bodegas y técnicos para la elaboración de vinos de calidad suficiente para ser exportados a Francia. A esto debemos añadir que tampoco debería de existir fraude significativo en la elaboración de vinos que obligara a controlar en origen la producción.

De lo anterior resulta que no era por tanto necesario que los comisionados franceses (o sus socios españoles) se asentaran en el noroeste para obtener vino para su exportación a Francia. Establecer lazos comerciales con los productores locales era suficiente en nuestra comarca.

Muy al contrario, en otras zonas sí que fue necesaria la presencia in situ para organizar la producción de vinos ante la inexistencia de una industria previa. Así se emprendió la construcción de bodegas, formación de viticultores y de personal cualificado para la elaboración de vinos, etc.

Los rastros de la exportación a Francia.

En la prensa y en la documentación de la época existen huellas de esa exportación de vinos del noroeste a Francia.

Publicaba El Eco de Cartagena, en su edición de 14 de junio de 1886, los datos sobre la riqueza vinícola de la provincia de Murcia ofrecidos por el Consejo Provincial de Agricultura para el año 1885. Según las autoridades del momento los vinos del noroeste que mejor aceptación tenían en el extranjero eran los de Bullas y Mula.

Llama la atención el hecho de que no se citara, junto a estos dos pueblos, a Cehegín cuya producción alcanzaba en esas fechas según el Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 (Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura) las 200.000 arrobas de vino. Pero más sorprendente es que en el citado cuestionario las autoridades locales negaran que los vinos de Cehegín se exportaran al extranjero refiriendo que la casi totalidad de la producción se vendía en la propia provincia.

Por contra, en sus respuestas al citado Cuestionario las autoridades de Bullas sí que reconocían explícitamente que los vinos de Bullas eran exportados al extranjero. Del total 100.000 arrobas que producía la localidad un total de 40.000 arrobas (el 40% de la producción) era expedido con destino a Francia.

El Diputado en Cortes, Antonio García Alix, afirmaba en El Diario de Murcia, 3 de abril de 1891, que era preciso la defensa del tratado comercial con Francia para garantizar los mercados de París y Burdeos a los vinos de Bullas y Caravaca.

Años más tarde, en la edición del 13 de enero de 1895 del periódico La Luz de la Comarca, un grupo de contribuyentes de Caravaca publicaba el recurso presentado contra el repartimento del impuesto de consumos de la localidad en cuyo texto se decía que hasta fechas recientes los caldos de ese pueblo eran exportados a Francia con notables ventajas.

Comerciantes franceses en la comarca.

Pese a todo no podemos ignorar la presencia de franceses en la comarca durante la mitad del siglo XIX.

En primer lugar, debemos destacar la presencia de un centro neurálgico en el noroeste para la canalización de vinos hacia el mercado francés. Nos referimos a la conocida como Bodega de los Franceses situada en el barrio de las maravillas en la localidad de Cehegín que debería haber funcionado como almacén y bodega de elaboración de vinos en la comarca para su expedición posterior a Francia.

Sabemos por la prensa que en el año 1891 en la Bodega de los Franceses se producía aguardiente con destino al mercado francés (Diarios Las Provincias de Levante  y La Paz de Murcia, 21 de julio de 1891).

En 1883 la prensa local citaba la presencia de un representante de una casa extranjera que había hecho acopio de grandes cantidades de vino en la localidad de Bullas, El Diario de Murcia 03 de octubre de 1883 con cita como fuente del periódico La Luz de la Comarca de Caravaca.

Uno de los documentos más interesantes del momento resultan ser las dos cartas escritas en el verano de 1901 por el bodeguero y político de Bullas, Francisco Jesús Carreño Góngora,  que fueron recogidas en el libro publicado ese mismo año por el periodista Gabriel Baleriola, bajo el título de  “La crisis vinícola en la provincia de Murcia”. En las mismas el cosechero señala cómo los comerciantes franceses acudían a Bullas a comprar el vino al precio que marcaban los productores locales en grandes cantidades y de cómo les advertían de que algún día la filoxera atacaría los viñedos de la comarca, sin que los bodegueros les prestaran mucha atención.

También tenemos noticias de la presencia de comerciantes franceses en las localidades de Mula y Caravaca durante esas fechas.

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