Guardas en los viñedos

El día 19 de octubre de 1849 ponía fin D. Salvador Figueroa, Secretario del Ayuntamiento de Bullas, a la redacción de las Respuestas al Interrogatorio sobre la Riqueza del Término Municipal de Bullas, con datos extraídos del padrón de 1847 (copia del citado documento se halla en el Archivo Municipal de Bullas).

En el quinto punto habla el autor sobre los guardas que hacendados y labradores ponían en sus viñas (y otros cultivos) desde el primero de agosto hasta fin de octubre. Más de ciento según la respuesta, que sin embargo era visto como la calamidad más funesta que pueda atacar a la agricultura, ya que producía males mayores que los que se trataban de evitar, puesto que además de pagarles por su trabajo se mantenían a costa de los frutos de las haciendas guardadas, tanto sus familias, las de sus amigos y parientes, además de seguir sufriendo robos.

Esta «costumbre tan perniciosa» no era fácil de remediar según las Respuestas por tener una multiplicidad de causas que la favorecían: los propietarios eran forasteros y los aparceros (colonos) preferían pagar en frutos que en dinero, por el miedo a que si no estuvieran los guardas sufrieran continuos robos de los frutos y, por último, el temor a que los propios guardas «despedidos» ocasionaran daños a fin de justificar su presencia.

La solución que se proponía era el establecimiento de una guarda rural sufragada con la contribución de inmuebles.

Conviene precisar que en la Respuesta Primera se señala que la vendimia en Bullas en esos años se realizaba entre los meses de octubre y noviembre mientras que en la Quinta se nos indica que los guardas eran contratados hasta finales de octubre. Obviamente aquí hay un pequeño error y debemos entender que hasta que no finalizara la vendimia en las viñas más tardías continuarían contratados esos guardias.

Por otro lado, salvo alguna variedad temprana de mesa que madura a mediados de agosto en el municipio, sólo a partir de septiembre con la blanca valencín, también de mesa, y de octubre con las de vinificación, existiría riesgo de robo. Pero también es cierto que la cosecha de uva podía ser dañada anteriormente mientras maduran los frutos.

Hemos de suponer que esta situación persistiría hasta la llegada de la guardia civil, presente en Bullas ya en 1878 según Juan Sánchez Pérez en su obra inédita «Actas en casa. Bullas s.XIX-XX«.

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