Francisco Melgares de Aguilar y las Bodegas de la Casilla (I)

Cuando el día 30 de diciembre de 1893, a los sesenta y ocho años de edad, fallecía en Bullas Francisco Melgares de Aguilar y González (1825-1893) desaparecía la figura de uno de los grandes bodegueros del siglo XIX en la comarca. Abruptamente finalizaba el proceso de modernización en la elaboración de vinos iniciado con la construcción de su bodega, la conocida como “Bodegas de La Casilla o de los Melgares”, que había comenzado con la contratación del afamado arquitecto Justo Millán Espinosa.

Tras los avatares del tiempo 125 años después una de las dos edificaciones que constituían estas bodegas acoge el Museo del Vino de Bullas lo que sin duda alguna garantiza su futuro como centro de interpretación del vino en la comarca.

Los Melgares de Aguilar en Bullas.

Francisco Melgares era descendiente de tres familias muy prestigiosas en la comarca. De un lado, los Melgares de Aguilar, originarios de Caravaca, quienes se habían asentado en Bullas a finales del siglo XVIII para enlazar con los Marsilla de Teruel, los cuales en esas fechas constituían la familia más poderosa y rica de la villa. Por último, Francisco Melgares era nieto del escribano Francisco González-Valverde perteneciente a una familia ligada a la Inquisición en la localidad. A través del enlace con los Marsilla y los González-Valverde, los Melgares de Aguilar estaban emparentados con las demás grandes familias de viticultores y bodegueros de Bullas como los Carreño, Martínez-Gil, Puerta, etc.

La formación del patrimonio de esta familia en Bullas la debemos al padre de Francisco, Alfonso Melgares de Aguilar y Marsilla, nacido en 1800 y fallecido en 1852, quien tras heredar la casa familiar construida por su padre Diego María Melgares de Aguilar y Marsilla en la calle del Rosario, conocida en la actualidad como la Casa Museo de D. Pepe Marsilla, dedicó su corta vida a la adquisición de fincas e inmuebles, según resulta de “La Familia Melgares de Aguilar en Bullas. Historia y Genealogía” de Jose María Melgares de Aguilar y Mata, El Noroeste de 24 de abril del 2014.

Fruto del matrimonio de Alfonso Melgares con María del Rosario González Marsilla nacieron sus hijos Juana, Francisco, Pedro José, Diego y Ana María. De éstos, Juana casó con Blas Marsilla Artero y fueron padres de José Marsilla, quien da nombre a la Casa-Museo de D. Pepe Marsilla, y de Juana María Marsilla, quien a su vez casó con Francisco Jesús Carreño Góngora teniendo por hijos a Joaquín y a Fabio Carreño. Tanto Francisco cómo Diego murieron solteros y no tuvieron descendencia, razón por la cual su fortuna fue repartida en herencia a sus hermanos y descendientes incrementando con ello el patrimonio de Carreños y Marsillas.

Durante los años 1840 Francisco estudia en el Colegio de San Fulgencio de Murcia (Boletín Oficial de la Provincia de Murcia, 10 de agosto de 1843), para posteriormente licenciarse en Derecho en la Universidad de Barcelona (“La Familia Melgares de Aguilar en Bullas. Historia y Genealogía” de Jose María Melgares de Aguilar y Mata, El Noroeste de 24 de abril del 2014). No tenemos constancia de que ejerciera como jurista, sin embargo, sí que lo vemos participar en la vida política de la provincia de Murcia. En 1871, durante el reinado de Amadeo I de Saboya, resulta elegido Diputado Provincial por el Partido Unionista de carácter conservador frente al candidato progresista Cristóbal Marsilla Capel (La Paz de Murcia, 7 de febrero de 1871 y La Iberia, 10 de febrero de 1871). Apenas seis meses más tarde, el periódico El Ideal Político, en su edición de 10 de agosto de 1871, nos informaba de que había sido suspendido de su cargo y sustituido por otro diputado debido a las vicisitudes políticas que atravesaba el país. En diciembre de 1890 Francisco Melgares figuraba como candidato por los conservadores en el partido de Caravaca, según La Correspondencia de España de 1 de diciembre de 1890 y El Diario de Murcia y El Eco de Cartagena de 2 de diciembre de 1890.

Desde el fallecimiento de su padre en 1852, Francisco Melgares pasó a ser el cabeza de familia. Entre los años 1852 y 1893 su vida coincide con el período de mayor prosperidad de la industria del vino en la comarca. La crisis del oídio en Francia supone la llegada de comerciantes franceses a Bullas en busca de vinos con los que cubrir sus necesidades y para ello están dispuestos a pagar importantes sumas de dinero. El precio de los vinos se multiplica y con ello los bodegueros de la comarca ganan enormes sumas de dinero. Si bien durante los años 1860 los precios vuelven a caer tras la recuperación del viñedo francés, apenas unos años más tarde regresan los comerciantes franceses a la comarca tras arrasar la filoxera las vides francesas. Durante dos décadas, y hasta los inicios de 1890, la demanda de vinos a granel para abastecer a los productores franceses mantendrá el precio del vino elevado y con ello los márgenes de beneficio de los grandes bodegueros del noroeste murciano.

Francisco Melgares sabrá, como ningún otro cosechero local, sacar partido de estas circunstancias comerciales y acumular una gran fortuna que será destinada a la adquisición de nuevas propiedades, así cómo a la construcción de una nueva Casa Palacio en Bullas -situada junto a la actual Casa de la Cultura de Bullas- y de las Bodegas de La Casilla.

A su muerte dejaba un enorme patrimonio familiar de carácter principalmente agrario y constituido por varias miles de hectáreas repartidas por los municipios de Pliego, Mula, Bullas, Cehegín y Caravaca, destacando fincas como la Jabalina y la Fuente Higuera. Las fincas agrícolas de la familia, entre ellas los viñedos, eran explotadas directamente con jornaleros y muleros o bien en régimen de aparcería con asignación directa de tierra a pequeños agricultores. Además la familia Melgares de Bullas también contaba con molinos harineros, almazaras y bodegas.

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