El largo camino hacia la calidad en el vino: DO Bullas (y IV)

El camino de la humildad, “Vinos de la Tierra de Bullas”.

Tras la desilusión de la pérdida de la Denominación de Origen concedida los bodegueros locales se tomaron en serio las advertencias de los técnicos del INDO y se pusieron manos a la obra para poner fin a las deficiencias del sector. Y para ello acertadamente aceptaron que en el año 1986 los caldos locales recibieran el reconocimiento de la apelación “Vinos de la Tierra de Bullas”, creándose en el año 1988 el Centro Gestor Vinos de la Tierra de Bullas que habría de impulsar las decisiones precisas en el sector dirigidas a poner fin a las deficiencias técnicas en la elaboración de vinos, así cómo a incrementar la comercialización de vinos embotellados.

En estos años se consigue implicar en el camino de la calidad del vino a las dos cooperativas locales, el Rosario y San Isidro, a la Bodega del Carrascalejo, así cómo a las bodegas cehegineras Carreño y García Noguerol.

El logro definitivo de la Denominación de Origen Bullas.

Después de unos años de trabajo en 1993 Bullas recibe el reconocimiento provisional de la Denominación de Origen y se crea el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Bullas.

Para el año siguiente se aprueba el reconocimiento definitivo, así cómo el Reglamento de la Denominación de Origen. Es en este año 1994 cuando se embotellan los primeros vinos bajo la Denominación de Origen Bullas.

Durante los años posteriores se incorporan nuevas Bodegas a la Denominación de Origen que, junto a las inversiones y modernización de instalaciones realizadas por las cooperativas y bodegas precursoras, elevan el nivel de la calidad de los vinos producidos lo que provoca el reconocimiento de la crítica y los consumidores por los logros conseguidos.

(El presente trabajo fue publicado en la Revista de la Fiestas Patronales de Bullas, 2.016).

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