El vino en Caravaca en la primera mitad del siglo XIX

Debemos a la obra de Gregorio Sánchez Romero, “Revolución y Reacción en el Noroeste de la Región de Murcia (1808-1833)”, págs. 81 a 82, un interesante análisis sobre el comercio del vino en la villa de Caravaca durante la primera mitad del siglo XIX y los conflictos existentes en una ciudad donde la producción local se reducía en franca decadencia frente a la pujanza de las producciones de los vecinos viñedos de Bullas, Cehegín y Moratalla.

La centuria comenzó en Caravaca con las quejas generales de los cosecheros locales por la competencia de los vinos procedentes de fuera de la villa. En 1803 el ayuntamiento reforzaba la prohibición sobre la introducción de vinos foráneos «… bajo la pena de que todo el que se aprehendiere, bestias y corambre en que se conduzca de darlo por decomiso…«, según las Actas Capitulares de dicho año, Archivo Municipal de Caravaca.

Recordemos en este punto que el viñedo de Carvaca se había visto reducido desde el 8,7% de la superficie cultivada, según el Catastro de Ensenada 1755, hasta el 5,82% conforme al Catastro de 1819, encontrándose en franca decadencia en la época a pesar de las medidas para impedir la competencia. A ello no eran ajenas causas relacionadas con la agricultura como las malas cosechas (entre ellas la de 1803) o la implantación del impuesto de 4 maravedíes en cuartillo de vino en todo el reino en 1805 –establecido por Real Cédula de Carlos IV de 2 de julio de 1805 con carácter temporal para sufragar los gastos de la guerra con Inglaterra de 1804. El 15 de febrero de 1809 se ordenó su cese durante la Guerra de la Independencia y el 14 de octubre de 1814 se ordenó su extinción por Fernando VII, Actas Capitulares del Archivo Municipal de Caravaca de 1805 y 1814.

Los cosecheros locales protestan por la nueva imposición y presentan ese mismo año de 1805 ante el ayuntamiento el «Memorial de varios cosecheros de vinos de Caravaca en relación al impuesto de los 4 maravedíes en cuartillo«, Actas Capitulares del Archivo Municipal de Caravaca, en el que exponen sus quejas haciendo ver la lamentable situación del sector y las causas de la decadencia del viñedo en la localidad.

En primer luegar señalaban la calidad del vino en la localidad era bastante baja con carácter general, motivo por el cual la arroba se cotizaba habitualmente entre 6 y 8 reales, por lo que el gravamen repercutía entre un 6 y 8%, siendo mayor la repercusión cuanto más bajo era el precio. A ello había que añadir la cantidad de 50.000 reales que se cargaba sobre toda la producción de vino por Rentas Provinciales.

En segundo lugar, los cosecheros caravaqueños denunciaban que las dos terceras partes del vino se convertían en vinagre a penas finalizada la fermentación, siendo por tanto de provecho una parte muy pequeña.

Ambas cosas llevaban a que la mayorías de las veces los costes de cultivo y recolección de la uva fueran superiores al valor del producto, según la opinión interesada de estos cosecheros.

Además, en tercer lugar, los vinos de las localidades vecinas, como Cehegín, de mayor calidad y mayor aguante suponían una competencia feroz, contribyendo con ello a la referida decadencia del cultivo en la localidad, Actas Capitulares del Archivo Municipal de Caravaca 1807 y 1814.

La situación fue tal que en 1807 el impuesto de los 4 maravedíes en cuartillo para Caravaca se había apreciado en 84.103 reales, pero tras estudiar la realidad hubo de ajustarse a 17.076 reales, Actas Capitulares del Archivo Municipal de Caravaca 1807.

La entrada de vinos de fuera a Caravaca fue algo constante a pesar de las diversas medidas adoptadas, de tal modo que en 1834 se consideraba como «escandalosa», dificultando y depreciando la producción local. Por este motivo ese mismo año el Ayuntamiento dictara nuevas medidas disuasorias (y recaudatorias a la vez) imponiendo un arancel de 28 maravedíes en arroba de vino foráneo como impuesto fijo, además del 5% del valor de cada una, que fijado en 6 reales por término medio importaba unos 10 maravedíes más de alcabala y cientos, más la séptima parte del mismo valor por octava y reoctava. Al final todo ello suponía una carga de 2 reales por arroba de vino introducido de fuera del municipio, Actas Capitulares del Archivo Municipal de Caravaca 1834.

 

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